¿Sabes que las habilidades blandas constituyen uno de los pilares del éxito laboral?

Las habilidades blandas o soft skills son aptitudes directamente relacionadas con la comunicación y la interacción que facilitan y mejoran la experiencia en el ámbito laboral. Se trata de competencias muy ligadas a la personalidad y cada vez más valoradas por las empresas, ya que aportan bienestar y resultados.

Aunque suelen ser las habilidades duras, también conocidas como competencias técnicas, las que determinan la incorporación a un puesto de empleo o las que pueden cuantificarse con mayor facilidad, las habilidades blandas favorecen la conservación y el éxito del trabajo.

El peso que estas aptitudes han ganado en el mercado laboral explica que se hayan convertido en una de las tendencias clave en emprendimiento. Descubrirlas, trabajarlas y potenciarlas implica, por tanto, una gran oportunidad y una ventaja competitiva notoria.

En València Activa, te explicamos todo lo que necesitas saber sobre las soft skills, cuáles son las principales y en qué se diferencian de las habilidades duras.

Diferencias entre hard skills y soft skills

Las habilidades duras engloban aquellas aptitudes que dependen del conocimiento académico o técnico. Estas se acreditan con títulos, certificados e, incluso, experiencia, y se plasman con claridad en los currículums.

Las hard skills constituyen un requisito para optar a la gran mayoría de puestos de trabajo. Entre ellas, las más demandadas suelen ser la formación específica, relacionada con la naturaleza del puesto, y el conocimiento técnico, que abarca diversas destrezas y el manejo de herramientas y recursos.

A su vez, otras habilidades duras que tienen gran importancia en el ámbito laboral son las competencias para la redacción y la comprensión de textos o el control del inglés y otros idiomas.

Existen un sinfín de hard skills que, en la actualidad, son especialmente relevantes en muchos empleos, como las habilidades con aplicaciones digitales y ciertos conocimientos informáticos o analíticos, como el análisis de data.

Si bien estas competencias técnicas mantienen su relevancia y se multiplican entre los requerimientos de las empresas, cada vez se ven más complementadas y reforzadas por las soft skills.

Estas, a diferencia de las anteriores, no se pueden acreditar de forma tangible, pero se ven reflejadas en la forma de ser y de desenvolverse en cualquier ámbito. Constituyen habilidades transversales que garantizan el éxito en el desarrollo de las actividades y en las relaciones interpersonales. Por tanto, comportan beneficios directos para las compañías, que las ven traducidas en desarrollo profesional y crecimiento empresarial.

¿Cuáles son las habilidades blandas?

Las soft skills comprenden un abanico amplio de habilidades humanas que marcan la diferencia respecto a los trabajos automatizados y fomentan el desarrollo óptimo de la actividad laboral.

Algunas de las competencias blandas más reconocidas son la creatividad, la inteligencia emocional, el pensamiento crítico, la capacidad para gestionar y resolver conflictos, la flexibilidad y la adaptabilidad, la planificación y la gestión del tiempo o la toma de decisiones.

Todas estas aptitudes conllevan confianza y seguridad en el trabajo desempeñado e incrementan las posibilidades de desarrollo profesional, puesto que añaden valor a los perfiles laborales. Además, comportan una garantía frente a posibles problemas o imprevistos. En conjunto, suponen un aumento de la productividad.

Asimismo, muchas otras soft skills tienen una repercusión muy positiva en la comunicación en el ámbito de trabajo, ya que atañen directamente a la interacción y las capacidades para coordinarse y cooperar con el resto del personal.

Algunos de los ejemplos más destacables son la comunicación y la escucha activa, la capacidad de liderazgo y de trabajo en equipo o la habilidad para negociar y llegar a acuerdos.

Todas estas competencias transversales favorecen un buen ambiente de trabajo, motivación, optimismo, empatía y una mejora importante de la comunicación. Así pues, constituyen uno de los pilares del éxito laboral, consecuencia de la suma y el equilibrio entre las habilidades duras y blandas.