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Aptitud o actitud: qué es más decisivo a la hora de emprender

Tomar la decisión de emprender puede dar vértigo y generar dudas al principio. Son muchos los factores que hay que sopesar antes de dar el paso, y algunos de ellos resultan determinantes para tener éxito o no en el proyecto.

La aptitud y la actitud de las personas que integran el negocio son unos de estos factores, pero ¿cuál cobra más relevancia a la hora de emprender?

La aptitud se define como la capacidad para operar competentemente en una determinada actividad. En cambio, la actitud hace referencia a la disposición de ánimo que se manifiesta.

Según estas acepciones, podría parecer que aquello más relevante es lo más tangible, aquello que se puede medir en base a un currículum y una experiencia. Sin embargo, la formación y la capacitación tienen la misma importancia que la buena predisposición y las soft skills en el emprendimiento.

La importancia de la actitud en emprendimiento

 

La predisposición es la base del emprendimiento. Para lanzar un proyecto propio, potenciarlo y rentabilizarlo, es preciso tener confianza en él y ser valiente y persistente para darle todo el apoyo necesario.

La actitud engloba la voluntad y el esfuerzo por alcanzar las metas establecidas, la autoconfianza y la capacidad de transmitirla al resto.

Una buena actitud se contagia, por lo que la motivación y la comunicación formal e informal mejoran si existe una buena disposición generalizada.

Muchas de estas ventajas ligadas a la actitud constituyen habilidades que cobran cada vez más relevancia en el ámbito laboral. Se conocen como soft skills y se erigen como una de las nuevas tendencias en emprendimiento.

Abordar las situaciones desde una perspectiva humana, tener predisposición para escuchar y adaptarse a cambios, dedicarse al proyecto e implicarse plenamente en él son acciones que marcan la diferencia a la hora de emprender.

¿Qué aptitudes debe tener una persona emprendedora?

 

Más allá de la magnitud de la actitud en el emprendimiento, las aptitudes van estrechamente ligadas y son igual de necesarias.

Por un lado, existen aptitudes específicas para cada perfil profesional que se convierten en un requisito indispensable a la hora de emprender. Los conocimientos son muy relevantes; por ello la formación tiene tanto peso y es otra de las tendencias al alza en el ámbito del emprendimiento a día de hoy.

Sin embargo, más allá de las aptitudes que se adquieren en una formación especializada, existen muchas otras que, asimismo, son cruciales. Una gran cantidad de ellas son innatas o se aprenden con el tiempo si van ligadas a una buena actitud y a un entorno favorable.

La capacidad de liderazgo es una de las habilidades más requeridas. Esta puede formar parte de tu personalidad o puedes desarrollarla mediante trabajo y una buena actitud que te ayude a confiar en ti y en tus proyectos y a comunicarte con tu equipo de forma idónea.

Igualmente, la capacidad para asumir riesgos y enfrentar y resolver problemas de la mejor forma posible es otra cualidad básica que necesitarás para sacar adelante tu negocio. Siempre surgen imprevistos y situaciones complejas con las que hay que lidiar, por lo que saber gestionarlas y solucionarlas te allanará el terreno en gran medida.

Tener habilidades para el trabajo en equipo es otra de las bases. Tanto para relacionarse con otras entidades como para coordinarse con los trabajadores y las trabajadoras y entablar relaciones sociales favorables hace falta una buena comunicación.

Las aptitudes son infinitas: capacidad de aprendizaje, creatividad, asertividad, empatía, seguridad, responsabilidad… Todas ellas, unidas a la actitud, conforman los pilares fundamentales del emprendimiento.

En València Activa te animamos a emprender y a potenciar al máximo tus aptitudes y actitudes para lograr tus metas.

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